Vale, empiezo yo:
Poneros en situación: estoy en plena Vega de Pas en una noche de invierno. Voy de vuelta de encontrar el último de todo un día intenso de geocaching. Es noche cerrada, no hay luna y la temperatura ronda los grados negativos... La noche se me ha echado encima, me encuentro en pleno bosque con total oscuridad y la única luz que se percibe en Kms es la que sale de mi frontal.
Pues bien, de repente Kora se pone a ladrar como nunca la había visto, como si lo que tuviésemos delante fuese un serio peligro para nuestra integridad. Alarmado, me quedo quieto e intento escuchar los pasos de lo que se está acercando. No oigo nada, empiezo a ponerme nervioso porque no oigo nada y Kora sigue ladrando casi de manera agresiva... cuando de repente, un giganton vestido con un pantalón de pana de la gorda y unas pieles por encima aparece por entre los matorrales y me dice con una voz ronca: "eha luz prende bien!!!".
A mi se me ponen los ojos como platos, no doy crédito al ver al personaje que tengo delante, pero al menos ya se me pasa el susto. Entre palabras difíciles de comprender entiendo que se dedica a las vacas (como todos los pasiegos de pura cepa, y os aseguro que este lo era) y me pregunta que es lo que hago por aquí. Sabiendo lo reacios que son, simplemente me limito a decirle que estoy dando un paseo por el monte y bueno, cuando ve el gps que llevo en la mano, no duda en preguntarme. No os podeis imaginar cuando le intento explicar lo que es y como funciona. Tras varios minutos intentando explicarle lo que era y sobre todo, como se comunicaba con los satélites, observo que empieza a cambiarle la cara. Parecía que lo que le contaba no le gustaba y de repente me dice... "satélites en el cielo? No me lo creo", y sin mediar palabra algunam se dio media vuelta y continuó por su camino murmurando cosas que no alcanzaba a oir, pero estoy seguro que no serían muy agradables jajajaja.
Esa es una de las anécdotas curisosas que me han pasado en tierras cántabras, a ver si me animo con la que me pasó en tierras manchegas